Enseñanza de la Armonía. El Eje de Bagua

La Armonía es superior a todo.

La Armonía tiene diferentes formas de percepción y expresión, desde el Absoluto único hasta formas extáticas de existencia. Al mismo tiempo, puede ser percibida como una cadena de propiedades y estados armónicos. Según los antiguos chinos, la Armonía corresponde al Tao superior, por lo que podemos decir que la Armonía es el Tao, lo que se entendía como articulación y coordinación. Según este enfoque, la Armonía se considera principalmente como una condición que se puede asimilar prácticamente y no es solo cierto estado del ser.

Conocer la Armonía es el cultivo de correspondencia. Junto con ésta, la armonía también crece. Eso es lo único que una persona puede correlacionar consigo misma en cualquier parámetro y dimensión, sin permitir que su cuerpo y sus pensamientos se liberen en un movimiento caótico incontrolado. Es la condición para un espíritu sano, que requiere conocimientos en áreas como la Arquitectura de la Mente, el Diseño del Cuerpo y el Arte del movimiento.

Al estudiar la Armonía, estudiamos la esfera. Sobre esta base se creó el modelo práctico más singular para la presentación e implementación de la Armonía: el sistema de Bagua, que unió las Ocho Armonías y posteriormente recibió expresión en el Arte aplicado del Bagua Zhang, cuya aparición fue precedida por el ritual taoísta de cúpulas o esferas giratorias. Los taoístas percibieron estos ocho tipos de energía como parte de una sola armonía, como su expresión.

Para comprender la Armonía, según el concepto chino, hay que conocer el Punto Medio, que implica sumisión consciente y conocimiento de la Armonía. Esta idea y aspiración se expresó en todo el sistema ritual del Imperio Celestial, formando la tarea de “aferrarse al eje de la armonía”, o monocordio, que el cuerpo y la mente deben poder sujetar.