La Meditación
La meditación es un estado especial de la conciencia. Es un tipo o forma de interactuar con la naturaleza de la observación, la atención, el enfoque y la concentración, en cuyo proceso están involucrados varios esfuerzos del cerebro y la conciencia. La meditación se caracteriza por diferentes niveles de fijación del proceso, formas y estados de vivencias, la actividad de la mente. Es determinado estado de absorción, que se define por el concepto de Samādhi (समाधि), que caracteriza la mente meditativa.
A través de la meditación como un tipo especial de actividad de la conciencia, se realiza la penetración en el significado interno de lo que se está contemplando. La meditación es una especie de estado mental armonioso, libre de contradicciones. Estas contradicciones pueden ser reemplazadas por una comparación que divide la meditación en diferentes clases de percepción, como se describe en los textos del Bhagavata Purana o el Visnú Purana, al considerar los principios de la meditación según la Alquimia hindú. Desde este punto de vista, la meditación es el proceso de operar con la mente, Saṃprajñāta (संप्रज्ञात) es una forma de estado que procesa un objeto cognoscible a diferencia de la estancia contemplativa, Asaṃprajñāta (असंप्रज).
De acuerdo con esto, se determinan los centros de atención y su desarrollo, así como la correspondencia de las acciones meditativas con las tareas del Camino de la liberación (expresado en el budismo por el concepto de nirvana). Es decir, se trata de permanecer en un estado de totalidad o integrarse a una tarea, lo que se correlaciona con el estado de ser, tanto en el momento del inicio de la meditación como durante el proceso mismo.
Por un lado, la meditación se vuelve una especie de herramienta que lo abarca todo y, por otro lado, es un camino hacia la individualización si la conciencia se hace más alta incluso que el estado de Samadhi, si no lo consideramos como el estado superior, sino como un objeto de meditación.
Esto quiere decir que según la dirección del Camino, el estado de Samadhi puede ser considerado como algo final o como algo previo. La pregunta es si estamos siguiendo el Camino de la liberación (Yoga), el Camino del Tantra o el Camino de la Alquimia. Samadhi es una herramienta importante en los términos de la autorrealización y el nirvana.
Para comprender las diversas cualidades del estado de meditación, es importante el concepto expresado en el Yoga como Samyama (संयम). Este concepto incluye tres cualidades de meditación: Dharana, Dhyana y Samadhi. Difieren en la fuerza de contemplación, las tareas de contemplación y en la participación de diferentes partes del cuerpo en este proceso (no solo relacionado con la cabeza). En el Yoga indio clásico, descrito por Patañjali (siglo III-II a. C.) en el tratado “Yoga Sutra”, estos son los pasos sexto, séptimo y octavo, y hay ocho pasos en total. Es decir, el yoga clásico es un sistema de ocho pasos Aṣṭāṅgayoga (अष्टांग). De hecho, las ocho etapas de desarrollo del yoga clásico (Yama, Niyama, Asana, Pranayama, Pratyahara, Dharana, Dhyana y Samadhi) pueden considerarse prácticas meditativas de diferente calidad.
La etapa de Dhāraṇā (धारणा) se traduce literalmente del sánscrito como “retención” y refleja el proceso del enfoque, establecer y esforzarse por sumergirse en un estado aún más profundo. Dhyāna (ध्यान) es la encarnación de esta tarea, la inmersión profunda en la contemplación meditativa. Samādhi (समाधि) ya es un estado de fusión completa de sujeto y objeto, un estado de realización de las tareas de meditación en el contexto de los objetivos del yoga.
En lo que se refiere al Camino Alquímico, es importante el trabajo psicofísico, que se realiza a través de la meditación Samudra Manthan (Batido del Océano de leche, समुद्र मंथन), asociada con el despertar de la energía (diferente de Kundalini), así como con la acumulación de energía, el proceso de batido, etc. También se utilizan muchas formas de meditación de flujo, por ejemplo, Aditiá.
La capacidad de ser consciente también es importante para adquirir experiencia meditativa, ya que muchas vivencias caracterizan el estado meditativo, incluidas las extracorporales y místicas.
Un rasgo característico del estado meditativo es la forma de control de la conciencia (independientemente del estado mental en el proceso de meditación). Desde el punto de vista alquímico, la meditación es una forma especial de desarrollo de la mente. Esto incluso no es una práctica, sino una función, una condición donde se realizan ciertas ideas de controlar la conciencia y la energía. Forma los tipos de desarrollo como rayos que emanan de alguna fuente activa.
En este contexto, la tarea principal de la meditación es revelar, mostrar, guiar, sugerir tradición y método. La meditación es una sola y al mismo tiempo un conjunto de funciones, que tiene su propia filosofía. Esta filosofía se basa tanto en formas reales de concentración como en formas misteriosas de observación, y su principal herramienta es la Sintonización.
La meditación no solo define el pensamiento, sino también da el curso para su desarrollo, y representa diferentes formas del desarrollo de la conciencia. La capacidad de reflexionar y enfocarse es una cualidad del cerebro, que es la principal herramienta de la meditación. La prenatalidad de cualquier desarrollo requiere la habilidad de escuchar, contemplar y procesar el proceso de la verdadera percepción. La meditación es una combinación de similitudes y diferencias en las funciones del trabajo de la conciencia, y al mismo tiempo es un estado de la mente, que en este caso puede considerarse como un cerebro meditativo. Este estado es inherente a muchos grupos aborígenes quienes viven en un estado de ensueños y mediúmnico.
Por lo tanto, la meditación es tanto un estado de conciencia como una forma de trabajar con la mente en la práctica. Este es un esfuerzo asociado con la reestructuración física, e incluso un cambio en la Geometría del cerebro.
El trabajo durante la meditación se caracteriza por varios tipos de inmersión, causados por la influencia en la conciencia. Las inmersiones se cruzan con condiciones totémicas y egregóricas, que forman una dependencia de una tercera fuerza. Estas condiciones incluyen, por ejemplo, visitas a lugares sagrados o Lugares de Poder. Tales eventos se aproximan al sentido racional de encontrarse en un estado alterado de conciencia. Es decir, en un estado alterado en relación con lo existente, con lo básico.
Y es importante no confundir esto con un estado alterado debido a una acción racional como, por ejemplo, tomar medicamentos que llevan a la incapacidad de manejar el cerebro, cuando la mente se convierte en un observador. Sin embargo, es el concepto de observación (lo principal, lo que determina la opción básica del proceso meditativo) lo que caracteriza la capacidad de la mente.
La meditación es un orden energético específico proveniente de la vida cotidiana que nos ayuda a formar ideas sostenibles que afectan nuestra conducta. Digamos lo que digamos de meditación, su calidad siempre es un derivado de nuestros procesos prenatales y postnatales. Gran parte de la calidad de la meditación está determinada por las profundas relaciones entre los reflejos adquiridos e inherentes, incluida la interacción con nuestro lenguaje de comunicación.
Así pues, la meditación llega a ser nuestro derecho de manejar nuestro cerebro, una manifestación de la fuerza de nuestra mentalidad y el grado de independencia del cerebro de las destrucciones, causadas no solo por las vibraciones más bajas, sino también por las más altas. Por supuesto, aquí mucho depende de la educación y la formación. La habilidad de detener los pensamientos, así como la capacidad de reflexionar, determina la capacidad del cerebro de estar en diferentes formatos del trabajo meditativo.
La tarea principal de la meditación es llevar el cerebro a la comprensión tanto de los fenómenos aleatorios, temporales como de los intemporales. El concepto verdadero del valor de la meditación es el conocimiento de la naturaleza de nuestra mente, la importancia de la inclusión del cerebro en la percepción de su propósito en la vida y estar en un estado de comprensión profunda de nuestra naturaleza humana y el espacio que nos rodea.
Por lo tanto, la meditación es un concepto no trivial tanto en términos de sus tipos de estado, como en términos de su denominación, en la que cada uno coloca su propia capacidad de percepción. Es importante clasificar la meditación de acuerdo con los dos procesos en los que se apoya: racional e irracional.
De esa manera, podemos clasificar la meditación según el tipo de su función:
- Armar la conciencia, el cerebro y la razón
- Conectar lo percibido con el proceso
- Enfocar el proceso
- Fijar el proceso
- Manejo interno
- Permanencia extática
- Estado de no-mente
- Tonalidad meditativa
- La naturaleza de la Verdad
- Trascendencia
- Atemporalidad
- Fuera del espacio