Alquimia hindú
Al no comprender la Alquimia, cada día destruimos la energía. Y se verán obligados a morir, quizás hoy día.
Sri Chola
La Alquimia hindú es un fenómeno especial en el mapa alquímico del mundo. Consta de tres principios fundamentales: Yoga (el camino de la liberación), Tantra (el camino de la ascensión) y Rasayana (el camino de la luz).
La división de estos caminos es relativa, pero es importante considerar estas direcciones cuando hablamos de la Alquimia hindú. Cada uno de éstas se caracteriza por su mente y la orientación de las tareas аl perfeccionamiento de cierta parte de su naturaleza. Sin embargo, todas están unidas por el concepto del Renacimiento.
Para comprender la Alquimia hindú, es importante prestar atención a la naturaleza de la mentalidad hindú, que se distingue por la naturaleza de la percepción del espíritu. Reunió muchas corrientes bajo el objetivo común de la liberación espiritual.
La base de la formación de la Alquimia se ve ya en los textos sagrados de “Mahabhárata” y “Ramayana”, donde está representada bajo el concepto de “batido”.
La mentalidad hindú trae sus propios conceptos importantes. Por ejemplo, para la Alquimia de la India, es importante la imagen de un Siddhara (Tamil, del sánscrito “Sidddhar”): un individuo perfecto que logró la capacidad de controlar fuerzas espirituales llamadas Siddhis.
Precisamente la mentalidad formó su actitud hacia la Alquimia en el período místico de 4000-5000 a.C. Pero, en general, la Alquimia hindú llegó a ser un legado de los Vedas y el brahmanismo, que formaron varios sistemas de yoga, y fue influenciada por el Shaktismo y el Tantra. Esto significa que es también un conjunto de reglas y normas que conducen a la liberación y no solo a la transformación.
Con el tiempo, Alquimia hindú se convirtió en un producto de la síntesis no solo de corrientes puramente indias, sino que también absorbió las ideas clásicas de la Alquimia Taoísta y la Alquimia Tibetana y del Himalaya creada posteriormente. E incluso experimentó la influencia de la Alquimia Jemer, donde se presenta la idea del proceso de transformación, y no solo de liberación, que se asocia con la idea del Batido del Océano Celestial o de Leche (Samudra-Manthan). Este proceso está asociado con la activación de la energía de Shakti, que requiere no sólo la obtención de Amrita (Respiración Celestial) y la producción de Soma (Néctar Inmortal), sino también la destilación de esta energía.
Entonces, para obtener el Amrita, fue necesario agitar (batir) el Océano del Mundo, lo que describen las propiedades del Amrita y el proceso asociado con él. Su misma cualidad está asociada con la conciencia de Visnú (la Luz de Visnú). Y el proceso llamado Samudra-Manthan, o Batido del Océano de Leche, es la clave para la comprensión de los principios básicos de la Alquimia hindú.
Samudra-Manthan
- Poder del Despertar Mahā Visnú. La Mente de Visnú.
- La condición de Sri (Laksmí). Acumulación de la energía.
- Caparazón de tortuga Kurmá. El Apoyo.
- Cerro Mandaranchal. El Eje.
- Serpiente Vasuki. La Espiral.
- El comienzo transformador de Varuni. Estado extático.
- Las Apsarás. El proceso de transmutación.
- La Formación del crisol Shankha. Atanor, crisol.
- Penetración.
- La capacidad de materializar.
- Árbol de Parijata. Semilla Alquímica.
- Mineral Kaustubha. Cuerpo Inmortal.
- Gran manifestación.
- Formación de la fuerza Superior.
- Formación de la fuerza Superior.
- Nutrición con Luz.
- Obtención de Amrita.
- Destilación de Amrita.
La comprensión del proceso de transformación alquímica se formó en la India muy temprano, en la base del conocimiento védico, que dio lugar a diversas áreas del Yoga. Esto, a su vez, creó una heterogeneidad de corrientes que ofrecían sus propios procesos de purificación, cambio de tono y liberación. Con el tiempo, esto se expresó en el Tantra, una tendencia especial, donde se destacó el Vajrayana, lo que llevó al cese del renacimiento. Bueno, muchas otras mezclas y variedades de Tantra hicieron que toda la región fuera alquímica.
Al mismo tiempo, la Alquimia en su forma pura no echó raíces en las tierras bajas de la India, sino más bien vemos sus manifestaciones en el Himalaya, el Tíbet e incluso en Pakistán y Camboya, donde se mezcla con creencias populares y chamanismo.
En el yoga mismo, la ideología siguió dominando con sus conceptos clave de karma y liberación. Y a pesar de que dentro se manifestaron varios elementos místicos y mágicos, a los portadores de este conocimiento se les asigna tradicionalmente el papel de faquires. Y la manifestación de Siddhis entre los adeptos del yoga no demuestra tanto su afición al camino alquímico, sino que es causada por las excepcionales capacidades prenatales de ciertos yoguis, que, de hecho, implementan el mismo concepto de reencarnación.
El logro de la cualidad de Jivanmukta (aquel que durante su vida se liberó de la influencia del karma, saliendo del ciclo de nacimientos) bajo estas condiciones, en primer lugar, indica un nivel suficientemente alto de naturaleza prenatal, que no permite definirlo como el resultado de un proceso alquímico. Es decir, los que nacen con Parijata o Kaustubha (ver arriba), por regla general, están privados de las propiedades básicas de la transformación alquímica. Y a pesar de que todavía necesitan mucho esfuerzo, desde el nacimiento tienen lo más importante: el apoyo interior, el grano. Y si una persona común se encuentra a menudo en un estado de dolor o confusión, y todavía necesita formar el comienzo de la transformación, entonces el futuro Jivanmukta ya tiene todo para llegar a serlo.
Esto conduce a distorsiones de muchos principios no solo alquímicos, sino también del yoga y el tantrismo, donde un Maithuna (unión sexual tántrica) es suficiente para mostrar lo fácil que es hacer lo que quieres, y no lo que necesitas, bajo el concepto del “desarrollo”. Esto encajaba especialmente bien con el pensamiento occidental, para el cual los cultos orgásmicos están más cerca que cualquier disciplina interna.
Entonces, con el tiempo, no solo la Alquimia hindú, sino también el yoga y el tantra indios cayeron en decadencia, y hoy dependen no tanto de la experiencia real como de la mentalidad, que entre los hindúes es inconmensurable con el original. Básicamente, vemos hoy solo imitación externa y lo que puede ser asimilado por las masas. E incluso si prestamos atención a varios ascetas (los mismos Kapalikas), nos encontraremos con una actitud diferente, más marginal, y una mentalidad especial que indica profunda renuncia al mundo exterior, pero que no proporciona herramientas para la transformación personal. Es decir, toda la misma liberación y purificación.
Este Mahakala (destrucción de lo externo para salvar lo interno) es bueno si hay fuerza personal, de lo contrario todo parece un gran baño indio, convirtiendo el proceso de purificación y lavado en un fetiche ritual. Pero tarde o temprano esto se convierte en otro tipo de placer sensual. Así que la India, que es un tesoro de conocimiento de muchas cosas secretas, lo quiera o no, contribuye a su percepción simplificada, especialmente entre los portadores del pensamiento occidental.
Sin embargo, en relación con la Alquimia hindú, los conceptos del yogui deben estar a la vanguardia, independientemente de la tendencia que represente: yoga, tantra, Rasayana o alquimia india con su concepto de “batido”. Y esto significa que la conciencia debe fijar la causalidad del Absoluto (el sonido de “OM”), y esto requiere fuerza (Shakti).
El Yogui es alguien que está involucrado en la conciencia del cuerpo físico (Asana); cuerpo energético — domina la respiración energética (Pranayama); cuerpo espiritual — ha erradicado la negación (Pratyahara) en sí mismo y tiene una conciencia centralizada (Aharana), domina la Mente Alquímica, la contemplación (Dhyana). Todos estos aspectos determinan la calidad no solo del yogui, sino también de aquellos que están involucrados en la ciencia Alquímica.
Es decir, un yogui es un Avdhuta (aquel que ha superado la dualidad del mundo material). Pero con todo esto, el concepto y el uso de la energía en el yoga está orientado a la liberación del cuerpo físico, igual que el proceso de despertar de la Kundalini. De ahí la especial percepción de los centros energéticos y los Chakras, que polarizaron la importancia de los Adharas (zonas asociadas a la transformación de la energía), cuyo énfasis se da más en el Tantra y, por supuesto, en la Alquimia.
Por lo tanto, es imposible comprender las profundidades de la tradición hindú (así como su mentalidad, por cierto) si uno no llega a ser prácticamente un yogui. Aunque un factor importante es el compromiso ideológico con la tradición brahmán, jainista o budista. O en general, la renuncia a todo lo que pueda definirse como una forma de sectarismo.
Todo esto ha formado el camino entre la liberación y la inmortalidad, donde se fusionan el tantrismo, la alquimia, el yoga y la práctica de los Sadhus ascéticos. Esto también complica el proceso de transmisión de la enseñanza, cuando a menudo se da una transmisión irracional en lugar de una racional (como, por ejemplo, entrar en un trance extático).
De todas formas, en la tradición hindú la mayor atención no se presta al cuerpo preparado para la práctica (Pakwa) o no preparado (Apakwa), debido a la misma mentalidad centrada en el conocimiento del karma, ya que esto no es importante para el yoga e incluso tantra. Además, para estos dos que conducen a la liberación, la alquimia puede incluso convertirse en un obstáculo. Algo como, “continuaremos en la próxima vida, no necesitamos distraernos de la actual”. Para la alquimia es fundamental estar involucrado en el proceso, ya que el Verdadero cuerpo es determinado estado interno.
Desde el punto de vista del perfeccionamiento del cuerpo, es ciertamente importante que, en paralelo con el desarrollo de la alquimia, también se desarrolló el Ayurveda, en base al cual tenemos la dirección de la alquimia externa Rasayana, que sin duda es de interés a pesar de la complejidad y la confusión de su presentación. Esto es especialmente cierto para el tema de tomar medicamentos que contienen mercurio, donde el mercurio se entiende como determinado estado del cuerpo y una forma de fusionar la energía y la luz.
La importancia alquímica del mercurio es, por supuesto, evidente en todas las corrientes alquímicas. Se trata de una poción, y no solo externa, sino también interna, y al mismo tiempo es un proceso de enganche. En general, este es el proceso de materialización de lo superior, transformación en una sustancia más perfecta (superior es solo la luz).
El mercurio alquímico (así es precisamente como debe posicionarse) permite vincular las moléculas y los átomos del cuerpo y, en consecuencia, cambiar el tamaño de la célula. Por supuesto, la alquimia externa es importante, especialmente en términos de la necesidad de purificar el cuerpo o conservar y aumentar la energía antes de que el adepto aprenda a transformar la materia a través de su poder especial (Riddhibala), usando el poder de la concentración (Samadhibala). Pero el proceso mismo de aumentar la energía, la transformación y el poder de la conciencia están asociados con el concepto de mercurio alquímico. Por lo tanto, éste es importante para formar las condiciones de transformación, ya que une y fortalece el cuerpo.
Pero desde la posición de la alquimia, la idea de la liberación del cuerpo (además de lograr la santidad completa), que lleva al estado de “Jivanmukta”, empuja literal y figurativamente al “suicidio alquímico”, cuando la percepción externa del mercurio está dirigido a la purificación completa y, al final, a la liberación.
Precisamente la conservación del alma personal (Jiva), para que no muera en este mundo, es lo que crea toda una dirección en relación con el mercurio. Detrás de esto se encuentra tanto la actitud como la comprensión del Soma como un Elixir Alquímico. El problema con el mercurio se debe al gran número de diferentes fuentes y la abundancia de información sobre el uso del mercurio por parte de los yoguis, lo que induce a muchos a una confusión.
Por supuesto, se puede argumentar que ya tomamos mercurio, porque está presente en todas partes: en el suelo, en la atmósfera, en el agua, en los alimentos procesados y simplemente en varios productos. Pero la pregunta es qué permanece en nosotros y a qué conduce. Y, lo que es más interesante, en qué parte del cuerpo puede acumularse y permanecer de forma natural. El mercurio tiene una propiedad tántrica y, en general, podemos decir que el tantra expresa la cualidad del mercurio, ya que forma propiedades acumulativas expresadas.
Esto es especialmente expresado en los riñones (que, por cierto, también conduce a una comprensión especial de la sexualidad en el tantra). El mercurio se encuentra tanto en el cerebro como en el hígado, pero aún debe convertirse en mercurio alquímico. La mayor parte del mercurio está en los elementos celulares, lo que crea determinado estado de tono cuando se excita. Y este es todo un proceso de formación, de lo contrario, destruirá inmediatamente el cuerpo. El mercurio acumulado en el cuerpo se usa naturalmente para crear el cuerpo de Mercurio, o cuerpo Alquímico, y este es un proceso complejo. La preparación de mercurio es parte del proceso de producción de Amrita. Y esta es una calidad de mercurio completamente diferente a la registrada como elemento químico Hg.
De esa manera, Rasayana es una dirección relacionada con la creación de un Elixir, y no importa si se considera como externo o interno, es importante diferenciar el proceso de creación de un elixir y el proceso de su asimilación y, además, destilación, que también está asociado con el concepto de Rasa, es decir, resplandor.
Rasayana como método puede llevar tanto a la liberación como a la transformación. Y en relación con la tarea de liberación, la ingesta externa de mercurio parece estar justificada. Pero incluso en este caso, uno debe estar preparado para lograr la cualidad de su quema (Bhavana) para la liberación. Un punto importante es el proceso de purificación del espíritu. Para ello, existen procesos alquímicos, también relacionados con Rasayana. Antes de que el espíritu pueda ser liberado, debe ser purificado, seguido de la transsubstancialización del cuerpo.
Hablando de la Alquimia hindú, se debe tener en cuenta el concepto y la actitud hacia la muerte. Es decir, no entra en este concepto. Para la mayoría de los hindúes, la vida no es solo un proceso biológico, sino también energético y espiritual. Si para un occidental la muerte es metafísica, una tragedia, es decir, incomprensible y no aceptada, para un hindú es básicamente un proceso de transición, de reencarnación. La muerte para los hindúes es la región de la que regresan. Por eso, en la tradición india, las relaciones no se construyen con la muerte, sino con el espíritu.
Pero es precisamente la aceptación de la muerte o el miedo a ella lo que sumerge a la persona en la experiencia de la pasividad, el no hacer nada consigo misma. Y esto es especialmente peligroso para la mente, ya que uno debe prepararse para el proceso de liberación. El camino recorrido por Occidente es el de la “domesticación a la naturaleza de la muerte”, y no al desarrollo e incluso simplemente al mantenimiento del espíritu.
La muerte en este caso es algo que está cerrado a la experiencia, y para entender este tema es importante la experiencia de la aceptación. Primero, uno debe entender la diferencia entre la muerte de las células físicas y espirituales, que tienen diferentes pesos moleculares. De lo contrario, la muerte, aunque lleve mucho tiempo prepararse para ella, será repentina. La tarea de Rasayana, por supuesto, no es destruir a una persona, por lo cual debe ser liberada de las manos de la muerte. Pero es importante aceptar que la raíz misma del ser es nuestro espíritu.
Al mismo tiempo, indudablemente es importante enfatizar que la alquimia es un proceso de transformación y la muerte no es una transición, sino un rechazo de alguna forma. Si la muerte es incertidumbre, el espíritu es certeza.
Por supuesto, la liberación es una forma radical de autoidentificación, pero la preceden tareas importantes. Y aquí es donde entra en juego la naturaleza tántrica. Por lo cual, resulta que, dado todo lo anterior, la Alquimia hindú es un tipo especial de Tantra.