Vivir según la ley de la muerte o el síndrome mortal
La muerte es la prueba de la primera causa. Es la causa por la que estamos aquí. La vida demuestra de manera convincente que de hecho, la misma vida es una muerte que nos lleva a través de la comida, la respiración, el movimiento, el deseo de emociones, el negativismo. Pero para conocer esto, uno tiene que convertirse en un “albacea” de su espíritu, lograr un conocimiento físico de la vida, que es la esencia de la armonía.
No se trata de la filosofía de la armonía, sino de la esencia de la armonía, la medida del impulso de la vida, la generación de la vida. Y aquí ya no importa qué indicadores tenemos de nacimiento, esta es la ley en la que comenzamos a vivir.
En la tradición taoísta existe la práctica de atravesar la muerte, pero en realidad indica, nos muestra, los tipos de leyes mortales conforme a las cuales vivimos todos los días, quemándonos con nuestra propia ignorancia. En realidad, atravesar la muerte es la búsqueda de la vida.
Lo más peligroso para nuestro cerebro es acostumbrarse a la psicología de la percepción superficial de la vida. Y esto puede realizarse tanto por el desarrollo de una psique negativa que destruye nuestro cerebro, como por “comernos” a nosotros mismos con los alimentos, que consumimos en una cantidad y calidad incomprensibles.
Sea agradable o no la cuestión de la muerte para uno, a la muerte misma no le importa. Esta pregunta no puede ser obvia debido a la incapacidad de percibir la vida. Piénsenlo: ¿cómo el hombre moderno percibe la vida? A través del prisma de emociones, reacciones e irritaciones. ¿Y dónde está lo razonable aquí? E inmediatamente surge la siguiente pregunta: ¿qué es la racionalidad? ¿Quién desarrolla la racionalidad hoy en día? ¿Quién es capaz de aceptar que la racionalidad es el superior don fisiológico, que proporciona a una persona no solo las experiencias más elevadas, sino también material verdadero para la vida?
Por supuesto, el tema de la racionalidad es una cuestión matemática. Resulta que la ley de atravesar la muerte tiene diferentes direcciones, desde el camino del renacimiento, la liberación y la transformación, hasta la realidad de la muerte. Fascinante o irritante, horrorosa o hermosa, la muerte es parte de nuestra vida, si no hemos destruido nuestra alma.
Hoy en día, cuando la gente ha hecho de la muerte una emoción, hemos creado una nueva adicción: la adicción a la reacción a la muerte como adicción a la compasión en el proceso de alguna enfermedad. Pero esta cuestión tiene otro lado que se revela cuando adquirimos cierta experiencia con la muerte. Existen varios tipos la muerte, pero también son interesantes los tipos de vida. Algo más, la muerte de una cosa no significa la muerte de otra. Y aquí surgen las preguntas acerca de la inevitabilidad. La culminación no es solo un destello de luz, sino también un despertar. La muerte y la vida son procesos energéticos, lo que significa una reacción (quemar) o una vivencia (atravesar).
Está claro que hay varias combinaciones, pero una cosa es atravesar la muerte como la vivencia de la muerte y otra es simplemente enfrentarla. Después de la muerte nos encontramos en la matriz del macrocosmos. Y en este caso mucho está relacionado con las vivencias al atravesar la muerte, que clasifican determinada característica frecuencial del proceso. Todo depende de las propiedades y cualidades de la persona a la hora de su ida de aquí, si no se trata de una transformación completa. Como es la vibración del alma, así serán las consecuencias.
Pero aun considerándolo a corto plazo, queda claro que todo “podría ser diferente”. Lo que pasa es que el hombre incluso si ve otra oportunidad es incapaz de modelarla e implementarla. Es decir, las vivencias a menudo quedan, en el mejor de los casos, al nivel de la misma emoción.