Oráculo Africano
El Oráculo Africano es un concepto que nos conecta con el Egrégor del conocimiento africano representado por la cultura Yoruba. Este concepto expresa un proceso que en la tradición africana se asocia con una energía primordial superior. En general, la misma realidad africana es un reflejo del proceso de creación según el principio no “de aquí para allá”, sino “de allá para aquí”, es decir, refleja el proceso de materialización del cuerpo de la conciencia y no al revés. Lo más difícil en la comprensión del sistema del Oráculo Africano es la percepción del principio de la mente, para el cual la fuente del pensamiento es el ritmo.
En realidad, el concepto de Oráculo (persona profética, profeta, adivino) no es del todo adecuado para comprender el esquema adivinatorio africano. En la cultura africana es un proceso de revelación espiritual relacionado con determinado estado de conciencia. Tal conciencia la posee un Babalawo, un chamán-adivino que puede estar en contacto con lo irracional y toca los secretos superiores.
Según la tradición Yoruba, el sistema de adivinación de Ifá se considera como un acto sobrenatural, una expresión del poder de la fertilidad Oduduwa (Odúa), que se representa mediante el ritmo (odu-da-uwa, odu-da-ya-wa) que crea realidad física. El mismo proceso de generación está asociado con el poder supremo de creación Olódùmarè, o más bien, con el ritmo (o-ni-odu-ma-re), que es la fuente de creación superior. Es decir, es una conciencia superior que forma otra conciencia.
Dado que todas las culturas africanas son expresiones de cierto ritmo, la cultura que ha creado el sistema operativo de interacción con este ritmo es la más conveniente para que la mente racional la perciba. Por eso, la cultura Yoruba es la fuente más importante para el conocimiento de la tradición del Oráculo Africano. Precisamente ahí se presenta la comprensión de la conciencia superior de Olodumare a través de la conciencia de los Orishas, que son su creación.
De esa manera, el Oráculo Africano es una fuerza que expresa el proceso de conexión con diferentes conciencias, representadas como Orishas. Se trata de múltiples formas de conciencia (desde el mundo superior hasta el mundo de los espíritus), entre las que, por supuesto, destacan las formas superiores. En realidad, hay siete formas de este tipo. La cantidad del resto de las formas es mucho mayor y están representadas por el espacio de transformación Exú (Echú), que incluye veintiun manifestaciones de formas conscientes (cada plano del espacio tiene siete conciencias).
Para el sistema oracular, son especialmente importantes las conciencias de los Orishas superiores, que están llenas de las fuerzas de la creación (Egúngún). A éstas se oponen las conciencias inferiores (Ajogún), que se consideran malas, pero en realidad son solo unas débiles, que dependen más de la mente de la misma persona y ven en ella una fuente de energía involucrada en la formación de un espíritu negativo, que trabaja a nivel vegetativo, lo que somete a la persona a la Tierra.
Lo más difícil para el Sistema Oracular Africano es identificar patrones racionales de interacción con los Campos superiores. Los instrumentos de uso común incluyen el tambor Ashiko, Obi-Abata (nueces de cola) y Erindinlogun (conchas de cauri).
La conciencia pura de Olodumare es accesible sólo a unos pocos, y se caracteriza por el poder de Axé. El principio fundamental y la tarea principal de este sistema es que todo pueda comunicarse con el poder de Axé. Todo lo que tiene una conexión con Axé se llama Odù. La capacidad de realizarse en las posibilidades de interacción con Axé depende del poder de la conciencia (Ori), que es la tarea más importante para comprender el Sistema Oracular Africano.
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