Las personas inteligentes
Las personas inteligentes son una clase de personas que viven según el proceso en vez de dar constantemente vueltas. Tales individuos pueden apoyarse en el plan de su existencia y construir sus acciones, por así decirlo, tres pasos por delante. Las personas inteligentes no están sujetas al alboroto y las contracciones, no permiten la formación de una base para activar y nutrir la ansiedad, que naturalmente se convierte en miedo.
Las personas inteligentes perciben aquello a lo que ellos mismos deciden prestar atención. No imponen su posición a los demás, pueden apoyarse en su pensamiento y, lo más importante, en su armonía. Aquí, de hecho, uno debería poner la igualdad entre inteligente y armonioso. A las personas inteligentes les importa lo que pueden decirse a sí mismas, son capaces de escucharse y oírse a sí mismas. Esto los distingue de los estúpidos que, al no poder escucharse a sí mismos, escuchan condicionalmente a los demás. Pero, de hecho, estúpido es lo mismo que no armonioso.
Por lo cual, al “denunciar” a los estúpidos y al reaccionar ante los estúpidos, muchos que se consideran inteligentes están ocultando su estupidez. No se puede vivir por algo y en nombre de algo sin poder equilibrar todo, incluido uno mismo. Vivir en las leyes de “a favor” y no “en contra” ya es suficiente para no aceptar lo innecesario y no atraerlo en uno mismo, no implantarlo, formando una realidad incontrolable. Las personas inteligentes se apoyan en la realidad en la que viven y comprenden, y no en la que se divide, de hecho, sin dar una comprensión de en qué tipo de realidad uno vive.
Las personas inteligentes no se ponen por encima de los demás, tampoco se comparan, ni siguen el ejemplo de lo que no tiene necesidad mental. Para las personas inteligentes, la necesidad mental es importante como condición para mantener su naturaleza superior, su realidad superior. Para ellos es importante perfeccionar esta necesidad.
La condición para vivir como persona inteligente es la capacidad de operar con la propia conciencia, para poder mantener las sintonizaciones superiores. Cualquier sintonización con las tierras bajas es una indulgencia de las tierras bajas, deslizándose uno mismo hacia la vida en otra corriente, otra realidad, de hecho, donde esta realidad no existe. Las personas inteligentes no viven en un mundo ficticio, inventado, ni siquiera por ellas mismos. Y si no lo han encontrado y no lo han conocido, están en constante búsqueda de la realidad.
Lo más peligroso en el contexto de lo dicho no es vivir en lo definido, sino caer en lo reaccionado.
4 abril 2022