Aumento de la conciencia espiritual
Abu-Ghorab (Gurab) es el centro sagrado más importante situado en Menfis, la capital del antiguo reino egipcio. En la actualidad, el complejo de templos de Menfis se encuentra en las proximidades de la moderna ciudad de Saqqara, aguas arriba del Nilo desde El Cairo. La característica principal de este complejo es un templo solar construido alrededor del año 2400 a.C. durante el reinado del faraón Niuserre (Niusera, Rafures) de la V Dinastía. Este faraón es conocido como el creador de un culto funerario que no había existido antes de él.
Niuserre contribuyó en gran medida al desarrollo de la alquimia egipcia al crear el laboratorio alquímico de Abu-Ghorab. Este lugar fue creado como un transformador del tiempo en el que participaban la conciencia de las deidades de lo bajo (nether, netheru) y el culto solar. En la antigua tradición egipcia, los nethers son la conciencia cósmica última, o principios energéticos que rigen diversos aspectos de la existencia. A menudo se representan en imágenes de deidades con rasgos animales.
La conexión entre la conciencia de lo inferior y la energía solar puede rastrearse en el nombre del templo, en la palabra «Ghorab». Es un lugar donde se combina el poder de dos importantes deidades egipcias, Horus y Ra, donde Horus representa lo inferior y Ra es más bien Amon-Ra (Amen-Ra), que significa el cumplimiento de algún proceso con la luz solar, no sólo la luz solar. La combinación de Horus y Ra subraya la importancia de un proceso o lugar asociado a la energía solar y celeste.
Así pues, Abu-Ghorab es un antiguo modelo práctico de transformación del tiempo. En esencia, se trata de un proceso de transformación y transición que implica conectar con las estrellas. La principal tarea del centro Abu-Ghorab es la transformación del tiempo, que conduce a un aumento del nivel de conciencia espiritual y permite alcanzar la resonancia con el inframundo.
Lo interesante es que Abu-Ghorab considera los esfuerzos de los nethers, así como del ser humano, desde la perspectiva de la función del altar de alabastro, que crea las condiciones para la comunicación con la luz de Ra. El alabastro, o el estado de alabastro, simboliza propiedades energéticas especiales, la capacidad de recibir y transmitir energía. El cuerpo de alabastro permite tener física y energéticamente la forma de una pirámide truncada, lo que crea un campo especial, y también se convierte en una condición para la comunicación interdimensional del mundo inferior. Además, se hace posible representar por uno mismo poderes superiores y conocimientos especiales de transformación.
Para contactar con los nethers es necesario alcanzar un estado especial de conciencia, para lo cual se utilizaban diversos lugares sacrales como Abu-Ghorab, donde se realizaban prácticas especiales que podían crear condiciones vibratorias que ayudaran a sintonizar la conciencia con las frecuencias de los nethers.
El proceso de contacto con los nethers representa una profunda transformación de la conciencia humana, que permite percibir niveles superiores de realidad y transformar las energías en materia.
El proceso de transformación consta de nueve destilaciones, o nueve cuencos de alabastro. Está relacionado con los conceptos de energía y alquimia, el proceso de transformación de la luz, representado por Amón-Ra, que representa tanto el resplandor del sol como el proceso de conservación y transformación de la luz. Así se comprenden los mecanismos subyacentes del macrocosmos, el orden natural y la «conciencia de la luz».
En la práctica mística del Antiguo Egipto, Ra no sólo era la esencia solar, sino también un símbolo de la conexión de los distintos planos del cosmos. Dentro del culto a la luz solar, se creó el conocimiento secreto de la alquimia de la transformación interior asociada a la iluminación espiritual.
En el contexto de las representaciones de Abu-Ghorab, el dios Ra es la deidad principal asociada a la creación, la energía vital y la transformación, y conecta con la conciencia global universal del mundo inferior. El propio espacio está asociado a Thoth como guardián del conocimiento y los secretos de la materialización.
Este conocimiento se basa en la conciencia plástica de los antiguos egipcios, una conciencia tridimensional de múltiples capas que se considera tanto en conexión con el cuerpo cerebral como algo que no tiene cuerpo material. Según la tradición egipcia, puede adoptar diversas formas y representarse como un concepto geométrico, llevando la realidad más allá del mundo físico.