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Alquimia Sufí

Alquimia Sufí

El sufismo no es algo que impresiona. Es lo que incita a la búsqueda.

Shaaban

 

El sufismo es un camino cuya tarea es la purificación y la obtención de la pureza. Para algunos, el sufismo es algo íntegro, independiente e indivisible, para otros es solo una parte del islam y para algunos otros es el lenguaje del perfeccionamiento.

Sea como fuere, el sufismo se percibe como una cadena, un camino de desarrollo, y desde este punto de vista es interesante analizar esta tradición de desarrollo, considerando su mentalidad. Es la que determina el carácter del sufismo de ser “similar” a algo, teniendo en cuenta el entorno social o cultural en el que se inscribe. En algunas partes del mundo está más manifestado (como, por ejemplo, en Afganistán o Yemen), en otras se manifiesta entre otras ya existentes corrientes (como en India o China). La característica más importante del sufismo es la capacidad de absorber en sí mismo y no oponerse a ningún principio o fundamento espiritual, ni modificarlos.

El sufismo, o tasawwuf, nos requiere perfeccionar nuestro mundo espiritual. El sufismo tiene su propia dimensión interna asociada con la obtención de la pureza. El sufismo es una alfombra tejida de doctrinas y prácticas, y cosida por los caminos de los maestros quienes cultivan la naturaleza de la pureza.

Nos resulta difícil entender el sufismo porque la doctrina sufí es una forma especial de pensamiento, inherente a las personas que poseen la mentalidad espiritual del islam, pero al mismo tiempo, a menudo se comprende por personas con un contenido interno diferente. Sin embargo, uno se acerca al sufismo no mediante la fe, sino a través de sus acciones. Y algunos lo perciben como una religión, mientras que otros no. Por supuesto, es mucho más fácil sintonizarse con el estudio del sufismo para los que están dentro del contexto de la cultura islámica que a un representante de otra religión o cultura, ya que el lenguaje del islam y del sufismo, son similares. Más aún, el islam considera que el sufismo es parte de la religión, lo cual, por supuesto, es el caso, de acuerdo con las enseñanzas de la mayoría de las tariqas, las ramas del sufismo. Sin embargo, al mismo tiempo, el sufismo está representado por tendencias que no se basan en la genealogía tradicional, sino en la importancia de la esencia práctica del sufismo.

Y si miramos al sufismo como un camino práctico, se nos abre su versatilidad y alcance que en sí mismo requiere respeto por esta corriente, sin importar nuestro grado de inmersión en la misma. Después de todo, simplemente el reconocimiento de este camino ya es un logro para muchos, especialmente si viven en un mundo donde tantas cosas se niegan solo por el hábito de negar. Y la falta de respeto o la negación del sufismo ya significa la negación de muchas reglas morales de la existencia humana. Pero al emprender el camino del aprendizaje del sufismo, uno debe prepararse para ciertos requisitos y esfuerzos, para el trabajo regular en sí mismo.

Históricamente, el sufismo existe en forma de varias escuelas y métodos de desarrollo (tariqas), tradiciones de veneración de varios santos (wali), o en forma de aprendizaje de varios maestros que buscan y encuentran su baraka (bendición) de estar en revelación espiritual.

Sin embargo, para llegar a la verdad mística, hay que cambiar mucho en sí mismo, y esta es la verdad suprema del sufismo, ya que es importante tomar el Camino, la Tariqa. La experiencia extraordinaria del sufismo está determinada por los estados de la mente que son similares al estado mental formado por el Tantra, lo que divide a los seguidores del sufismo dentro del Camino mismo no según la ideología, sino según el estado de la conciencia. Además, es necesario tener en cuenta el nivel de educación de los seguidores del sufismo, porque sin lograr la revelación interior, no se puede llegar a la armonía, sino deslizarse hacia el radicalismo.

Siguiendo el camino de la tariqa, nos asociamos con la disciplina de las acciones. No es fácil recorrer la distancia desde la percepción esotérica del Camino hasta lo esotérico (haqiqa). La obtención de la Luz purificadora (marifa) predetermina el proceso mismo del camino sufí, mientras que el uso y el conocimiento de esta luz están asociados con la transformación y la alquimia del sufismo. El recorrido del camino sufí se suele caracterizar por las llamadas “paradas” que llaman nuestra atención sobre los obstáculos de nuestra conciencia. Y dado que el nivel de la conciencia de la gente es diferente, surgen dificultades para no solo oír, sino también imaginar las primeras paradas del camino.

Desde el punto de vista del conocimiento externo, el sufismo tiene muchas variaciones. Ya sea el camino del ermita, el camino de los derviches o la vida de un viajero quien vive según las llamadas de su conciencia y corazón en la sociedad, o los ascetas que viven entre la gente, que son parte e imagen de la cultura donde se encuentran, que es especialmente característico de los países árabes. Sea como fuere, podemos decir que todos los sufíes están unidos por el dhikr, la práctica y la condición de la reunificación con el conocimiento y con la revelación suprema. Y esta penetración es importante no solo para los seguidores del Islam, sino también para los seguidores de otras formas de espiritualidad.

El conocimiento del dhikr es el conocimiento del camino directo de conectarnos con la conciencia superior, y muchas prácticas sufíes se basan en la tarea de construir esta conexión. Este camino introduce el concepto de “tasawwuf”, que es esencial para comprender el sufismo y es prácticamente sinónimo de la vida de un sufí, ya que es él quien expresa la mentalidad sufí, la fuerza sufí. Y sin conocer el tasawwuf, esto es imposible.

Hablando del sufismo, es difícil no tener en cuenta los diversos enfoques que forman la multiplicidad de representaciones de los mismos conceptos. Por eso es importante el camino que determina la secuencia de acciones, donde incluso las palabras correctas pueden interferir si no se aprenden en el momento y tiempo adecuado. Y hablando del sufismo hoy en día, es importante para nosotros no solo tener en cuenta los diferentes métodos del camino, sino también considerar la influencia y representación del sufismo por parte de los drusos, jenízaros, mamelucos y de los propios derviches, quienes para la gente ajena al sufismo parecen no ser de este mundo. De una u otra forma, el sufismo es una doctrina de realización espiritual. Y la viabilidad de este camino depende de muchas circunstancias de la realización del esfuerzo personal, en el que es importante no solo estar convencido de algo, sino alcanzar un estado de confianza en sí mismo.

Es obvio que inicialmente el sufismo era una especie de búsqueda de fuerza. Durante los siglos X-XIII se produjo un aumento sin precedentes del interés e incluso de la lucha por la posesión del conocimiento que cambió la mentalidad de todo el mundo civilizado. Por ejemplo, en una determinada etapa ocurrió la unión de las órdenes templaria y sufí en busca del misterio de la Iluminación, lo que condujo a una acumulación y unificación aún mayor del conocimiento del platonismo, judaísmo, gnosticismo, cabalismo, budismo y zoroastrismo. Justamente la impresión de que la síntesis no se produjo por casualidad, sino según un plan minucioso y detallado, caracteriza el linaje real del sufismo.

Entonces, el camino de la formación del sufismo es, ante todo, un camino práctico que requiere diligencia para trabajar en sí mismo. Por muy verdadera y evidente que parezca la teoría, solo la práctica elimina las ideas innecesarias sobre el sufismo.

Esta es una realidad sin la cual no hay sufismo, y una simple percepción de la tariqa es imposible. El sufismo no es una demostración de uno en la enseñanza, sino una enseñanza que demuestra constancia.

Además, hay que tener en cuenta que la realidad de la Alta Edad Media y las ideas actuales son cosas distintas. Por supuesto, uno puede ir a Afganistán y sumergirse en la naturaleza de las cosas que no ha cambiado desde entonces, pero debemos entender que la humanidad, en su mayoría, ha cambiado mentalmente, y lo más difícil no es solo mantener el linaje espiritual del sufismo, sino, ante todo, mantener una conexión mental consigo mismo.

Por supuesto, aquellos que están realmente en el camino o han captado esta conexión espiritual en la tradición de las órdenes están más allá de las definiciones y más aún de los juicios. Pero debemos reconocer que la mayoría de los sufíes modernos y aquellos que simpatizan con ellos están fuera de las órdenes, tanto porque aún no han establecido la conexión espiritual, como simplemente por su mentalidad, que no está preparada para comprender este camino, y en algunos casos incluso la evita.

Hoy en día, el sufismo se parece más a un cierto umbral de las puertas del librepensamiento, pero dado que esto abre la oportunidad para que todos se embarquen en el camino del perfeccionamiento, el sufismo tiene un valor especial para los buscadores. El sufismo es una ciencia aplicada destinada a purificar y transformar el corazón y el alma. Y el sufismo requiere no solo la comprensión de algo, sino el dominio de las condiciones que conducen a la comprensión, es decir, requiere el desarrollo de la sintonización y la concentración de la conciencia.

Para mí, el sufismo es la encarnación de la enseñanza gnóstica, del camino del conocimiento, donde no importan los tecnicismos de la ley, sino el esfuerzo que se dedica a la contemplación de esta ley. Es decir, no se trata de seguir la sabiduría, sino del esfuerzo por cultivarla en uno mismo. Y entonces se logra lo más importante: no se destruye lo pequeño. Habiendo aprendido a no destruir lo pequeño, ya no podemos destruir lo grande.

Esta es, hasta cierto punto, la enseñanza sobre el “Imam oculto”. Debe entenderse que con el tiempo, cuando la sociedad ha cambiado, ha aumentado la dependencia del enriquecimiento externo, etc., ha habido más desviaciones del verdadero ejemplo y las leyes. Y a pesar de que el sufismo es una enseñanza sobre la consecución de estados intemporales, una enseñanza para la que es importante el concepto de transformación, el tiempo y la influencia de las instituciones religiosas ortodoxas han hecho una corrección de significados y tareas. La verdad del sufismo es la fusión con nuestra pasión, y esta es la fuerza del éxtasis superior, que nos embriaga por su penetración en el Yo verdadero. Y, por supuesto, sin la sintonización con esta transformación no solo se altera la experiencia del conocimiento del camino, sino que también se distorsiona el espacio.

 

El sufí es una persona que se ha tomado conciencia de sí mismo y proporciona su autorrealización interior.

Shaaban

 

El sufismo es la lealtad al conocimiento y la superación personal, un método para acercarse a lo superior. Por supuesto, ya que hoy en día el sufismo está apretado entre el racionalismo occidental y el fundamentalismo islámico, existen muchas opciones para su percepción. Pero en esto radica tanto su poder como la imposibilidad de atacarlo ideológicamente. El hecho de que el sufismo tiene un aspecto místico y ascético asociado con la purificación de la esencia interior, muestra que es un camino espiritual. Y para conocer esto verdaderamente no son importantes los razonamientos filosóficos, sino el recorrido práctico del Camino, ya que está en juego la experiencia de las conexiones superiores.

Para un sufí, el tasawwuf es una ciencia práctica del alma y ​​esta ciencia, por supuesto, también es una parte integral del islam. Y aquí no debemos separar uno del otro, sino pongámonos del lado de los que tienen otras creencias religiosas. Además, muchos viven desviándose de lo prescrito. Aquí pasa lo mismo: además de la vertical de la experiencia mística, también existe una horizontal, argumentada y defendida muy razonablemente por Idries Shah, quien, junto con Gurdjieff, me trajo al sufismo que existió en mi mente durante mucho tiempo como una realidad elusiva. La importancia del sufismo consiste en el hecho de que no es estático y se guía principalmente no por la doctrina, sino por el método. Por lo menos esto es lo que se necesita para el pensamiento occidental, de lo contrario, ¿cómo podríamos evaluar el multinivel del camino sufí? Pero primero es importante ir tras esta realidad elusiva. Después de todo, la aceptación del sufismo como una fórmula de sabiduría espiritual y no como una concepción religiosa, es muy importante para muchos. Por ejemplo, la filosofía de Gurdjieff se puede ver como la tarea de encontrar lo milagroso. No es tan fácil lanzarse a la búsqueda. A fin de cuentas, fue la búsqueda de Gurdjieff la que formó no solo en él, sino también en muchos de sus seguidores, un anhelo por el sufismo.

 

Antes de asegurarnos del conocimiento, debemos asegurarnos de la búsqueda.

Shaaban

 

El sufismo no es algo que impresione, sino algo que incita a uno a la búsqueda. Ésta nos permite aprender y trabajar en nosotros mismos. Tarde o temprano, este camino nos llevará al conocimiento, al igual que Gurdjieff quien fue llevado a la hermandad sufí Sarmoung. Tarde o temprano, el que busca se incorporará a la tariqa, o al menos se unirá a su esencia.

Después de todo, lo que Gurdjieff desarrolló, incluso diría, inculcó a sus seguidores, es, al fin y al cabo, un sistema cuyos orígenes nos llevan a Persia, al zoroastrismo. Él nos inculcó un camino, si no al conocimiento del sufismo, por lo menos a su búsqueda. Y, en general, hablando del camino de Gurdjieff, ante todo hablamos de la baraka, la bendición de este camino. Estamos hablando de la obtención de un estado de constancia en la presencia espiritual.

Baraka es la deducción de la significación de nuestro espíritu, la comprensión de la verdadera fuerza que representa nuestro Yo superior. Recibir y dar baraka ocupa un lugar especial tanto en la filosofía como en el concepto práctico de Gurdjieff. Es el concepto de armonización de nuestra naturaleza y su conexión con la naturaleza superior. Solo que, en lugar de dhikr, la armonización más alta se ofrece a través del Eneagrama del Cuarto Camino. A decir la verdad, el gran sufí Rumi introduce la técnica de las rotaciones sufíes, siguiendo la misma tecnología.

O recordemos el enfoque de Idries Shah, asociado con la retención constante en la conciencia y el análisis de las verdades supremas.

 

Las razones que te engañan tienen sus razones.

Shaaban.

 

El legado del sufismo es patrimonio de toda la humanidad. Uno puede seguir el camino de la alquimia espiritual del filósofo y científico árabe al-Ghazali, amar la sátira de Hodja Nasreddin, sumergirse en la poesía de la exultación extática de Omar Khayyam, en las búsquedas filosóficas y psicológicas de Idries Shah, o estudiar las obras del alquimista Yabir ibn Hayyan.

Sus obras, como muchas otras, son partes integrantes de la Alquimia Sufí. Pero no importa cuánto nos esforzamos por comprender la alquimia sufí, lo importante es determinarnos tanto respecto a la racionalidad de este camino como a su irracionalidad. El sufismo es una experiencia y, en general, no es para la gente común, porque todavía necesitamos aprender cómo comparar y separar entre sí muchos fenómenos. Es imposible creer en el sufismo: es un proceso tecnológico de formación de fuerza espiritual y, si quieren, potencia espiritual.

Estas consideraciones también son parte de la Alquimia Sufí, así me enseñaron a contemplar el sufismo. Me enseñaron que no lo puedes percibir linealmente y menos aún de forma reaccionaria. Para mí, el sufismo es una fórmula de sabiduría. Y no importa si precedió al islam, si se formó fuera del mismo o si es su parte integral. Se pueden recopilar muchos hechos para soportar cada una de estas concepciones. Pero, por supuesto, no importa cómo consideremos el sufismo, éste está fundamentalmente representado por el islam, aquí no hay dudas y no debería haberlas. Pero, como dije, hay personas fuera del islam para las que el espíritu fundamental del sufismo es cercano o incluso simplemente útil, su capacidad de purificar y obtener libertad interior. Por lo tanto, claro, acojo con beneplácito la reflexión sin pretensiones sobre el tema del sufismo, independientemente de la actitud hacia su linaje espiritual. Es importante que la gente adquiera, que aumente la carga potencial de su conciencia, por lo tanto, no se puede ignorar tal fuente de sabiduría, que se esconde detrás del concepto de sufismo.

 

El mar es uno, pero sus olas tienen diferentes formas.

Shaaban

 

La Alquimia del sufismo es un verdadero tesoro para la mente humana. ¡Pobre de aquellos que no conocen a Rumi! ¿Cómo pueden superar el tiempo y el espacio? El sufismo representa el camino y para mantenerlo se necesitan mentores. Nadie puede estar por encima del conocimiento. El tema principal es el progreso del conocimiento. El conocimiento es conocimiento cuando desarrolla la conciencia humana, de lo contrario es un culto. Respetar el conocimiento significa comprenderlo y no solo adorarlo o creer ciegamente en él.

En el mundo contemporáneo, donde la gente no solo no sabe cómo aprender, sino que ya no es capaz de percibir el conocimiento, el sufismo sigue siendo una de las formas de agrupar a una persona. Y la tarea principal del sufismo es enriquecer la conciencia con las tareas del camino. Si surge un problema de comprensión en el sufismo, eso a menudo proviene de los problemas de operar con el conocimiento y la conciencia en general (lo que, por cierto, deben considerar no solo los estudiantes, sino también los profesores).

¿Y cómo puede una persona con una conciencia débil lidiar con los métodos del aprendizaje espiritual, o simplemente de naturaleza psicológica, física, energética, incluso después de haber atravesado el camino de la purificación? Una conciencia débil siempre se basa en un «yo» falso o un «yo» débil.

El estado actual de conciencia de las personas que se adhieren al sufismo es donde reside el peligro para el sufismo mismo, por lo que hoy primero es necesario aceptar este concepto antes de avanzar en la búsqueda y, más aún, antes de aceptar cualquiera definición. Y aquí es importante comprender el lenguaje especial del sufismo. Para un sufí, cada palabra es la esencia del conocimiento y no un fragmento de la verdad; las palabras activan las posibilidades de conocer la sabiduría y no excitan el entretenimiento psicológico que agota las posibilidades del conocimiento. El entretenimiento psicológico tiene un objeto: el entretenimiento esotérico, es decir, gozar no del conocimiento, sino del hecho de que parecen ser parte de él.
Resulta que hasta que sepamos la dirección de la búsqueda, la luz tampoco nos ayudará.

 

La enumeración de las cualidades necesarias que debe poseer una persona no la convierte en su dueño.

Shaaban

 

Revelar las fallas de alguien no es suficiente, ¡debemos ser capaces de identificarlas en nosotros! Para las personas contemporáneas, lo no comprendido es un estado natural de reacción, que sostiene la irritación. Esto forma el comportamiento humano, haciendo imposible revelar los fundamentos, ya que nos falta la voluntad de revelarlos.

Es un error pensar que el sufismo es una especie de varita mágica o truco que hará el trabajo por nosotros. Este acto es personal, minucioso y diario. La realización práctica del sufismo es el concepto más difícil, pero también el más importante, detrás del cual se esconde la vida diaria, la rutina de un sufí. Es el sufismo que se basa no en ejercicios y técnicas (cuales, por supuesto, también se utilizan), sino en la calidad de la creación o la manifestación de uno, y donde cada día tejemos la alfombra sufí del conocimiento.

El sufismo es una forma de pensar, la capacidad de operar con el cerebro y estar en un esfuerzo constante de conocer. Es por eso que incluso una fábula o un cuento escuchados por un sufí se convierte en su depósito de conocimiento. La naturaleza universal del sufismo es para todos aquellos que están al menos interesados ​​en comprender el desarrollo en general.

Digamos lo que digamos, el sufismo es un instrumento único para despertar a las personas, que Osho Rajneesh utilizó con mucha habilidad, inculcando atención y al mismo tiempo respeto por el sufismo. El sufismo no es una doctrina cerrada, sino una sabiduría oculta, y la única pregunta es quién la interpreta y cómo. Y aquí es importante no cargar la percepción solo con dogmas, sino dar la oportunidad de seguir el camino de llenarse de contenido. El sufismo revela la individualidad de una persona, brindando el apoyo más importante: el valor de vivir en pureza espiritual. Y, al fin y al cabo, el sufismo debería atraernos no por sus misterios, sino por el trabajo sobre sí mismo. Por supuesto, en todos los casos es importante comprender las tariqas sufíes, especialmente si uno no se apoya en una de ellas.

Por supuesto, una persona que explora el sufismo siempre está a punto de entrar en pseudo-sufismo. Después de todo, el pseudo-sufismo es un derivado del camino real de un sufí. No importa cuánto practiquemos el sufismo, sin conocimiento de la pureza nos quedamos unos pseudo-sufíes. Al igual que un pseudo-yogui, pseudo-tántrico o pseudo-taoísta quienes no penetraron en la esencia de la doctrina, pero determinaron su pertenencia a la misma.

Con todas las diferencias en el camino del conocimiento, la tarea básica más importante del camino es la formación de un estado armonioso. Y esta capacidad, en esencia, es una prueba de fuego para cualquier corriente. Por eso es importante a veces mirar no a la raíz o hacia el cielo, sino al presente. Es necesario recordar que para los principiantes todos los conceptos son afines a los pseudo-conceptos, ya que aún hay que recorrer el camino de su concientización para que se conviertan, al menos, en parte de la mentalidad, es decir, en parte del análisis, y no solo se impregnen de ideas cercanas al misterio.

Un sufí es aquel que ha alcanzado la inmutabilidad en los hechos y los juicios y la constancia en el trabajo en sí mismo. El secreto del sufismo es simple y consiste en una constante penetración en el misterio del sufismo. La penetración en sí misma es una forma de adquirir el pensamiento sufí. Y, por supuesto, es importante qué métodos utilizamos para penetrar en este misterio. Y si lo dicho nos resulta incomprensible, eso significa que no usamos ninguno.

Después de todo, incluso la incomprensión o el rechazo a menudo se convierte en la pasión de uno, impidiéndole purificar su “Yo”. Solo purificándonos abrimos el camino a la perfección. Una persona perfecta en el sufismo se llama “insan Kamil” o “al-Insan al-Kamil”, y la obtención de este estado es el objetivo principal del sufismo. El sufí se cristaliza en el Camino del Perfeccionamiento. Es capaz de sublimar la Luz hacia el ámbar del conocimiento, logrando la purificación completa del cuerpo y la conciencia. Es un estado muy sutil, pero no frágil, pero es imposible formular verbalmente esta distinción, esta experiencia.

Dado que en el proceso de la cognición a menudo tenemos que lidiar con el reflejo del conocimiento y no con el conocimiento propio, nuestra tarea principal no es la participación en las definiciones, sino la capacidad de participar en el proceso de la cognición directa. Sin embargo, el sufismo tiene su propio lenguaje y su comprensión no es menos difícil, y esta dificultad es necesaria para mantener la tonalidad de la conciencia y la sintonización con la esfera sufí del ser. Y su esfera del ser es la capacidad de ser amado, un concepto inexplicable, pero que caracteriza el estado de un sufí.

Para lograr este estado, el sufí ni siquiera debe renunciar a los demás estados, sino transformarlos. Pero es imposible convertirse en sufí sin conocer la naturaleza de superarse a uno mismo, la naturaleza del ascenso a la verdad, donde el conjunto de herramientas debe garantizar que cualquier error sea beneficioso, ya que aquí se excluye el camino directo: El sufismo es una espiral que aún hay que abordar. Y si la espiral del sufismo es una para todos, el enfoque hacia ella es diferente y depende de muchas condiciones: por qué, cómo y para qué abordamos el sufismo.

Para mí el sufismo representa un servicio al conocimiento, luego al espacio y luego a lo superior. Es importante construir su espacio y no declarar lo desconocido, mostrando de esta manera una falta de respeto por el espacio. El sufismo, al igual que muchos otros sistemas de desarrollo tradicionales, aunque mantiene su continuidad, se encuentra en diferentes condiciones: tanto en las de cambios turbulentos como en las de presencia constante (como, por ejemplo, en Afganistán). Sea como fuere, el conocimiento del sufismo es imposible sin la comprensión que es un concepto intemporal. Es un fuego constante de nuestra necesidad de perfeccionar el espíritu.

Shaaban (Oleg Cherne)

Canal “Alquimia”, Grupo “The Perfect One”

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