Alquimia rúnica. El Cuarto género (Fjórða Ætt)
El sistema oráculo rúnico es una herramienta esencial para el desarrollo del sistema operativo del cerebro. Permite no sólo adivinar y predecir, sino formar la fuerza interna de la predicción. Para comprender el oráculo rúnico y las runas, es importante comprender las propiedades de la conciencia rúnica, o conciencia del Cuarto género. Esta conciencia se caracteriza por el esfuerzo de Loki (la deidad de la verdad, el discernimiento, la magia y la transformación en la tradición germano-escandinava). Este esfuerzo implica una conexión especial de la cabeza, el cerebro y la conciencia.
Según la tradición de la alquimia rúnica, la formación de este esfuerzo se remonta a los tiempos en que la dualidad del cerebro se manifestó en la Tierra, que era necesario cerrar, es decir, unir el cerebro, “coserlo”. Para eso se crearon las runas. Es decir, Loki es una conciencia humana condicional nacida en nuestra Tierra, que contiene muchas conciencias, pero no están unidas entre sí.
Así que las runas estaban destinadas a unir la conciencia. Al mismo tiempo, lo que se une, se vincula (condicionalmente varias runas), se convierte en conciencia. Las runas se convierten así en oráculos. La runa es lo que revela el misterio en seis dimensiones. De ahí proviene la representación del sistema rúnico Futhark como los seis lados del cubo, dividiendo las runas en tres planos (Atta) y seis géneros. Hay ocho runas en cada plano, y cada runa es un concepto tridimensional y tiene una conciencia cónica que tiene su propia dirección. La tarea de las runas es generar un estado de conciencia, dotarlo de pensamiento oracular, de discernimiento.
Las runas también se pueden clasificar de acuerdo con las leyes del discernimiento, de acuerdo con la influencia vibratoria que tienen en el cerebro. Esta influencia funciona según el principio de cómo el espacio del séptimo campo (representado por el gigante Farbauti, el padre de Loki) y el espacio del sexto campo (la gigantesca Lauweya, la madre de Loki) generaron la conciencia de Loki, atrapada entre el sexto y el séptimo campo. Loki se presenta en la forma de un joven pelirrojo, que se convirtió en un elemento de conexión con la oscuridad y la muerte (representado en la forma de Helblindi, el hermano de Loki).
Loki era necesario para los ases, especialmente para su dios supremo Odín, ya que su mente irracional no entendía la dualidad, y se necesitaban nuevas condiciones para percibir cómo entender el mundo de manera diferente. Dado que los ases existen en el noveno campo, se necesitan condiciones diferentes para percibir los campos inferiores, lo que llevó a la formación de doce conciencias masculinas y doce femeninas, y se distribuyeron a través de las runas. Y cuando la runa genera una salida a un tipo de conciencia, genera una fuerza capaz de transformarla y dirigirla a cualquier campo. Un buen ejemplo es la runa Algiz (ᛉ), que deriva a la conciencia de Freya.
Para llevar a cabo esta conexión especial, se necesitaba Loki, o runa oráculo, que permitía conocer y transformar la conciencia. Por lo tanto, el primer lenguaje racional que conecta a las personas con la irracionalidad se convirtió en las runas. Se necesitaba una nueva forma de conciencia, sobre la base de la cual se podría derivar un nuevo sistema.
En general, Loki, la dualidad encarnada, era importante para Odín para crear las runas. Para hacer esto, Odín formó un campo de cubo, jugando mentalmente con Loki en hnefatafl (o tafl, tawla — juego de oráculo). La tarea de este proceso era formar un modelo para empaquetar la energía rúnica. Para hacer esto, alternaron sus movimientos: un movimiento es un espacio.
Gracias a este juego, Odín entendió qué runas (esquemas) necesitan los mundos desde la posición del sistema operativo. La base del juego está representada por la runa Teivaz (ᛏ), que expresa el proceso de invocación. También se reveló la condición de la entrada de la energía de la conciencia en el espacio, que coloca la runa Fehu (ᚠ). Por lo tanto, las runas Teivaz, Algiz y Fehu expresan el proceso de solicitud y formación de la energía rúnica.
Las runas Mannaz (ᛗ) y Dagaz (ᛞ) se convirtieron en el proceso de transporte. Estos son los movimientos que Loki y Odín hicieron alternativamente, revelando las runas en tres direcciones, o en tres esfuerzos: penetración, compresión y retención. Sujetaban un espacio al otro.
Así se formó la geometría sagrada germano-escandinava, que representa simultáneamente las propiedades designadas por las runas y consta de tres ejes: Tyr (Tir), Odín y Thor. La comprensión de este sistema de coordenadas está en manos de Thor, o más bien de su martillo. Y aquí es importante tener en cuenta el conflicto de ases y vanes, o la disposición especial del espacio. Para algunos, se construye secuencialmente, para otros, en paralelo.
Este es un aspecto especial del conocimiento, ya que vemos el mundo desde el espacio paralelo, y es importante que estemos colgados como Odín para poder ver desde el espacio paralelo lo secuencial. Se trata de una forma espiritualizada especial de la columna Irminsul, basada en la tensión de la geometría (o más bien, la trigonometría), que ofrece el sistema oracular rúnico.