Alquimia de Aton
La Alquimia de Atón es uno de los conceptos clave de la Alquimia Egipcia, que se ha convertido en una condición para la inclusión del cerebro en los procesos de formación de la conciencia del hombre, que determina las características de la naturaleza humana.
Los procesos de la Alquimia de Atón pueden considerarse como el comienzo de la operación con el cerebro, cuando éste desde el estado del receptor o transmisor empezó a cumplir con sus funciones generadoras (humanas). En realidad, la operación con la conciencia, que correlacionamos justamente con la antigua civilización egipcia, es, de hecho, la primera experiencia alquímica, cuando el cerebro se convirtió en condición uterina para la naturaleza humana (Bi) y realmente la formó.
Por lo tanto, surgió la oportunidad de evitar el caos de la existencia, creciente para el alma. Este proceso de destrucción y conservación del alma se entiende como una fuerza de momificación, llamada Anubis. Se trata de una fuerza espiritualizada asociada con la naturaleza del segundo Nomo.
En estas condiciones, la tarea era de salir de la dependencia de la destrucción, un proceso que también se entiende como Anubis, es decir, que limita o absorbe la luminosidad, lo que crea nuevas leyes prenatales que forman parte de Seth.
Lo que fue indestructible abandonó para siempre la Tierra, y bajo estas condiciones comenzaron a formarse los procesos de conexión con el principio de destrucción. El proceso muy natural de obtener la inmortalidad comenzó a requerir esfuerzo, después de lo cual se convirtió por completo en un elemento de fe. Esto creó la percepción no solo de la inmortalidad, sino también de la muerte, aunque la muerte al principio se entendió como un simple empeoramiento del alma de acuerdo con ciertos indicadores, cuando de una realidad inmortal quedó sujeta a procesos mortales. Este momento marca el comienzo de la lucha entre la luz y la oscuridad.
De esa manera, la luminosidad y todo lo que la genera o la percibe, llegó a ser lo que posteriormente llamaron Alquimia. El hombre en este proceso ya era considerado como un objeto alquímico y recibió el nombre del Vaso Hermético o Trismegisto siguiendo la luminosidad de Tot. Tomó la forma de Hermes Trismegisto (el tres veces grande), que representa la Tabla de Esmeralda y es capaz de formar y absorber en la Tierra la Luz indestructible, más tarde llamada en la Alquimia – Oro.
Es decir, la Tabla de Esmeralda es un recipiente, un crisol y un hombre, todo lo que es capaz de transformarse en Luz. Es un cuerpo que sabe absorber e iluminar la luminosidad. Este proceso también se puede llamar la Tabla de Esmeralda, o los doce ejes de Hermes: Set, Anubis, Tefnut, Isis, Osiris, Hathor, Bastet, Ihy, Sejmet, Jepri, Horus y Tot.
Programa
- Alquimia Egipcia I
- Alquimia de Atón