Energía vital
La diosa Hathor es una imagen importante en la antigua tradición egipcia, asociada a la fuerza vital, la transformación y el renacimiento. Hathor encarna la energía creativa de la naturaleza y el cosmos, capaz de transformar los aspectos físicos y espirituales de la vida. En la magia egipcia, Hathor simbolizaba una fuerza universal que nutre, protege, cura y transforma a los seres humanos. Se la consideraba una fuente de inspiración para las mujeres y un conducto de fuerza interior a través del cual podían liberar su energía y alcanzar el equilibrio espiritual.
La conexión de Hathor con la energía vital Ka, que alimenta el cuerpo y el alma humanos, es importante. Cada persona recibe esta fuerza desde su nacimiento, que le sostiene durante toda su vida. En la alquimia, la energía vital es la base de todos los procesos de transformación, y Hathor, al ser la fuente de esta energía, se considera el conducto de la fuerza Ka que circula por el universo y sustenta la vida. Ella simboliza la materia primaria, la tierra filosófica de la que nacen todos los elementos, que constituye la base de todo proceso de transformación alquímica.
Hathor, asociada a la imagen de la inmortalidad, simboliza la consecución del Estado Dorado, o la finalización del acto de la Gran Obra (Opus Magnum), una transformación en la que el alma o el cuerpo alcanzan un estado armonioso.
A menudo se representa a Hathor en forma de cuenco o recipiente en el que tiene lugar el proceso de transformación de los elementos. El templo de Hathor en Dendera (Dandara, Tentira), que es un lugar de transformación y maduración espiritual, cumple una función similar. El vaso es un elemento indispensable de las transformaciones alquímicas, y Hathor, como símbolo del vaso sagrado, es la base del proceso de transformación, al tiempo que simboliza tanto el origen terrenal como el celestial, indicando la unidad del macrocosmos y el microcosmos.
En términos alquímicos, Hathor simboliza el proceso de nacimiento, crecimiento, maduración y transformación. Representa el poder de nutrir y alcanzar la armonía a nivel físico y espiritual. Sus cualidades mágicas reflejan ideas egipcias clave sobre la vida y la muerte, la protección y la transformación espiritual, lo que la convierte en una de las deidades protectoras más importantes de los procesos mágicos y alquímicos.
A través de Hathor se manifiesta el poder transformador y creativo de Hekau, que llena y nutre el cuerpo. Al mismo tiempo, Hathor cumple la función más importante como guía de las almas hacia la otra vida: su poder Hekau se utilizaba para garantizar una transición sin problemas a la vida eterna. Se creía que Hathor saludaba a los muertos y les concedía protección, bendiciones y ayuda en su viaje.
Los rituales destinados a obtener la inmortalidad y la protección en la otra vida estaban orientados a atraer el poder de Hathor para alcanzar la vida eterna y el estado de inmortalidad, superando los límites de la existencia terrenal y fundiéndose con lo divino. Hathor, el femenino encarnado, complementa la imagen masculina de Horus, proporcionando equilibrio.
